La muerte en los medios de comunicación
Vivimos en un mundo interconectado. Gracias a la tecnología actual, podemos saber qué pasa en cualquier rincón del mundo casi en directo y en un solo click. Estos días estamos viendo como en el corazón de Oriente Medio, ha vuelto a retomarse el conflicto entre Israel y Palestina. El cual, a lo largo del tiempo ha marcado una de las confrontaciones más complejas e influyentes del área geopolítica. Partiendo de esta situación nos planteamos la siguiente pregunta: ¿cómo nos afecta la muerte en los medios de comunicación?
Esta guerra tiene repercusiones directas en la región y en sus ciudadanos. Pero también, deja una huella psicológica en aquellos que lo observamos desde Occidente. Es crucial examinar cómo, a pesar de no estar allí, este suceso afecta a nuestras mentes y nuestras vidas.
¿Cómo nos afecta la muerta en los medios de comunicación a nuestro cerebro? Una explicación científica.
Cuando presenciamos la muerte de personas inocentes, ya sea en persona o a través de los medios de comunicación, se activan nuestras respuestas emocionales y fisiológicas. Nuestra empatía se despierta y sentimos tristeza, indignación, impotencia y en muchas ocasiones un profundo dolor.
La muerte en los medios de comunicación es cada vez más explícita. Vemos con mayor frecuencia, y a diario, imágenes crueles y explicitas. Por lo que el impacto generado en nuestro cerebro es cada vez mayor.
¿Qué implicaciones psicológicas tiene para las personas la muerte en los medios de comunicación?
A continuación se señalan algunas de las consecuencias que la sobreexposición a imágenes violentas y dolorosas puede tener sobre la psicología humana.
Activación de la amígdala
Estar expuestos a imágenes crueles y violentas puede activar la amígdala. La amígdala es una región del cerebro asociada con las emociones y las respuestas de lucha o huida. Cuando se activa la amígdala se desencadena una serie de respuestas fisiológicas, como el aumento del ritmo cardíaco o la liberación de hormonas del estrés.
La activación de la amígdala no es algo baladí. La liberación prolongada de hormonas en la amígdala puede tener efectos significativos en la salud a largo plazo. Las consecuencias impactan el sistema cardiovascular, afectando al sistema inmunológico, provocando trastornos del sueño y problemas digestivos, entre otras muchas cosas.
Desensibilización
También nos afecta en cómo percibimos el mundo. La exposición constante a imágenes violentas y de muerte genera cambios en cómo procesamos la información de nuestro entorno. Como resultado podemos empezar a ver amenazas donde antes no las veíamos, o nos volvemos más negativos y pesimistas.
Además, a base de exponernos a estas imágenes también puede haber una desensibilización gradual a ciertos estímulos. Esto significa que podemos volvernos menos sensibles a este tipo de situaciones. De esta forma, las respuestas emocionales se pueden atenuar. La mente se adapta para protegerse de la sobrecarga emocional. Esta adaptación afecta, a su vez, a la capacidad que tenemos de conectarnos con los demás emocionalmente y de sentir empatía.
Incremento de la ansiedad: estado de alerta constante
También tiene efectos en la ansiedad. Ante una exposición constante a imágenes violentas o crueles la ansiedad puede aumentar considerablemente. Después de ver estas imágenes y de consumir constantemente información impactante, nuestra mente va a empezar a anticipar situaciones negativas o peligrosas. Y esto acaba traduciéndose en un estado de alerta constante.
Ese estado de alerta constante, nos genera un sentimiento de desconfianza y miedo hacia nuestro entorno. Algo que puede llegar a condicionar incluso nuestras actividades diarias, por ejemplo, dejando de ir a sitios donde haya multitud de personas como conciertos, centros comerciales o dejando de coger el metro, tren, etc.
Trastorno de Estrés Postraumático en casos extremos
En casos un poco más extremos, podemos llegar a experimentar efectos como los del trastorno de estrés postraumático (TEPT), sobre todo cuando son imágenes que de laguna manera se relacionan o te recuerdan a experiencias traumáticas personales.
Es importante destacar que la respuesta a este tipo de imágenes impactantes y a un contenido continuado de este tipo, puede variar mucho en función de la persona. En cualquier caso, la forma en que se procesan y se gestionan pueden depender de factores como la resiliencia emocional, la historia personal y los mecanismos de afrontamiento que tiene cada uno.
¿Qué estrategias podríamos aplicar para que el impacto en nuestra salud mental sea menor?
• Establece límites: Define cuanto tiempo vas a pasar consumiendo este tipo de contenido, de esta forma evitaras la sobreexposición. No hay un tiempo recomendado ya que es algo que depende de cada persona.
• Practica la atención plena/mindfulness: Te será más fácil mantenerte en el presente y dejar de anticipar posibles situaciones catastróficas, además, como consecuencia de esto también reducirás la ansiedad.
• Diversifica el contenido: Busca consumir contenido variado, equilibra las imágenes impactantes con aquellas que sean inspiradoras o simplemente neutrales. De esta forma evitarás la saturación emocional.
• Establece rutinas de desconexión: Dedica tiempo de calidad a tus seres queridos, a las actividades que te gustan y pasa tiempo alejada de las pantallas.
• Busca apoyo profesional: Si sientes que te está afectando significativamente en tu bienestar emocional, considera ir al psicólogo para que te de estrategias específicas y un espacio seguro para procesar lo que estás sintiendo.
Como conclusión, podemos decir que el impacto psicológico de la guerra entre Palestina e Israel en Occidente, es complejo y multifacético. Reconocer y abordar estas respuestas emocionales es crucial para fomentar el bienestar en medio de una realidad global cada vez mas interconectada.
Y tú… ¿Cómo sientes que esta situación afecta a tu vida y bienestar emocional?
Judit del Moral. Psicóloga jurídica y forense y psicóloga especialista en procesos de pérdida, duelo y situaciones de crisis.